San Juan Bosco

(1815-1888) Fundador del Instituto de los SDB y del Instituto de las FMA Beatificado el 2-6-1929 Canonizado el 1-4-34 Festividad el 31 de enero

SANTA MARÍA MAZARELLO

(1837-1881) Cofundadora del Instituto de las FMA Beatificada el 20-11-1938 Canonizada el 12-6-1951 Festividad el 13 de mayo

Santo Domingo Savio

(1842-1857) Beatificado el 20-11-1938 Canonizado el 12-6-1951 Festividad el 13 de mayo

Beata Laura Vicuña

(1891-1904) Alumna de las FMA Beatificada el 3-8-1988 Festividad el 22 de enero

Beata Sor Magdalena Morano

(1847 – 1908) Hija de María Auxiliadora Beatificada el 5-11-1994 Festividad el 15 de noviembre

Beata sor Eusebia Palomino

(1899 – 1935) Hija de María Auxiliadora Beatificada el 25-4-2004 Festividad el 9 de febrero

Beata Sor Maria Romero

(1902 – 1977) Hija de María Auxiliadora Beatificada el 5-11-1994 Festividad el 15 de noviembre

Beata Carmen Moreno

(1885 – 1936) Hija de María Auxiliadora Beatificada el 11-3-2001

Beata Amparo Carbonell

(1893 – 1936) Hija de María Auxiliadora Beatificada el 11-3-2001

Venerable Margarita Occhiena

(1788 – 1856) Madre de Don Bosco Festividad 25 de noviembre

Venerable Teresa Valsé Pantellini

(1878 – 1907) Hija de María Auxiliadora Venerable: 12 julio 1982

Sierva de Dios Laura Meozzi

(1873 – 1951) Hija de María Auxiliadora

Sierva de Dios María Troncatti

(1883 – 1935) Hija de María Auxiliadora


San Juan Bosco

Nació en 1815 en la diócesis de Turín Italia. Era el menor de los hijos, su padre murió cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y trabajadora, luchó mucho por sacar adelante a sus hijos.

A los nueve años de edad, tuvo un sueño que no olvidó nunca, le enseñó su vocación. En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de niños que se peleaban entre sí; Juan trató de hacer la paz, primero con consejos y después con los puños. De pronto apareció Nuestro Señor y le dijo: «¡No con golpes, sino con mansedumbre y amor debes ganártelos!» Le indicó también que su Maestra sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: «Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas». Cuando la Señora pronunció estas palabras los niños se convirtieron primero, en bestias y luego en ovejas.

El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres; de sacerdote dio alojamiento a los niños abandonados, formó una escuela nocturna y abrió más centros para alojar a los chicos.

Se ganó de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás.

Por otra parte, Don Bosco había tenido siempre la idea de fundar una Congregación Religiosa; en 1859, Don Bosco y sus veintidós compañeros decidieron organizar la congregación, cuyas reglas serían aprobadas por Pío IX; la aprobación definitiva  llegó en 1863.

El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una Congregación Femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos hacían por los niños; la congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma del hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la Cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de María Auxiliadora. 

Pero sus días llegaban a su fin, los médicos habían declarado que el Santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco. A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día.

Sus últimas recomendaciones fueron: «Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. “Os espero en el Paraíso»


Santa María Mazarello

Santa María Mazzarello nació en Mornés, Italia, el 9 de mayo de 1837, en el seno de una familia numerosa; primogénita de 10 hijos creció en un clima sereno, armónico y feliz, entre gente sencilla, en  contacto con la naturaleza y dedicada a las tareas agrícolas.             Sus padres fueron buenos educadores, su madre Magdalena Calcagno, era de carácter alegre y comunicativo, y su padre José Mazzarello, le enseñó una sólida formación, en la asimilación de valores.          

Otra influencia decisiva en su vida fue Domingo Pestarino, su guía espiritual,  a los 15 años ingresó al grupo de la Pía Unión de las Hijas de la Inmaculada, ahí profundizó la devoción a María y su compromiso se extendió a las jóvenes.        

 A los 23 años, después de haber asistido a sus familiares de tifus, contrajo la enfermedad, llevándola a perder sus fuerzas físicas, este acontecimiento la llevó a decidir un cambio de actividad ya no sería campesina, sino modista. Esta decisión fue el origen de una nueva misión “LA DE VIVIR PARA DIOS HACIENDO EL BIEN A LAS JÓVENES”.

Un encuentro trascendente se produjo en el otoño de 1864, cuando Don Bosco llegó a Mornés de vacaciones con sus muchachos; las Hijas de la Inmaculada se encargaron de los preparativos para recibirlos, María quedó impresionada por la personalidad del sacerdote; “Don Bosco es un Santo yo lo siento”, dijo a sus compañeras.

En las Hijas de la Inmaculada de Mornés, Don Bosco encontró el grupo ideal para el Espíritu Salesiano, puesto que ya tenían una inserción vital en la promoción de la mujer. Es así como fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora el 5 de agosto de 1872, este día María Mazzarello con sus compañeras profesaron sus primeros votos.

Madre Mazzarello fue hábil formadora y maestra en la vida espiritual, tenía el carisma de la alegría serena, irradiaba gozo y su vida era un ejemplo de entrega hacia las jóvenes quienes seguían sus pasos en el empeño de dedicarse a la educación de la mujer.

En Mornés vivían las hermanas con gran alegría se dedicaban a la educación de las jóvenes más pobres y necesitadas. De esta manera la congregación de las Hijas de María Auxiliadora se fue extendiendo a través del mundo, llevando la buena nueva de Dios a las jóvenes.

Cuando Madre Mazzarello muere en Nizza Monferrato el 14 de mayo de 1881, el Instituto sólo tiene 9 años de historia pero ya poseía 26 casas, 166 hermanas, 50 novicias y 22 postulantes.


Santo Domingo Savio

Nació en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842; era el mayor de cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costuras para sus vecinas.


El día anterior a su primera confesión fue donde la mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: «Prefiero morir antes que pecar».

A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera en el oratorio y fue aceptado; al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: “Usted será el sastre. Yo seré el paño, y haremos un buen traje de santidad para Nuestro Señor”.

Cada día Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba en éxtasis hablando con el Señor; un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta de que ya habían pasado varias horas. Los compañeros se admiraban de verlo siempre alegre, amable y  servicial con todos. El repetía: «Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres». Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada «Compañía de la Inmaculada» para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado.


La madre de San Juan Bosco, mamá Margarita, le decía un día a su hijo: «Entre tus alumnos tienes muchos que son maravillosamente buenos, pero ninguno iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie es tan alegre y piadoso como él, y ninguno tan dispuesto siempre a ayudar a todos y en todo». Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado y que se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, y que tenía que irse por unas semanas a descansar a su pueblo. Cuando Dominguito se despidió de su santo educador que en sólo tres años lo había llevado a tan grande santidad, los alumnos que lo rodeaban comentaban: «Miren, parece que Don Bosco va a llorar».


Domingo Savio estaba preparado para partir hacia la eternidad. Los médicos comentaban: «El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios». Y así fue. El 9 de marzo de 1857, cuando estaba para cumplir los 15 años, y cursaba el grado 8º;  Domingo, después de confesarse y comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sintió que se iba hacia la eternidad. Llamó a su papá para que le rezara oraciones del devocionario junto a su cama y a eso de las 9 de la noche exclamó: «Papá, papá, qué cosas tan hermosas veo» y con una sonrisa angelical expiró dulcemente.


Unos años después se le apareció a San Juan Bosco, rodeado de muchos jóvenes más que están en el cielo, venía hermosísimo y lleno de alegría. Y le dijo: «Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María; recomiéndele a todos que le recen mucho y con gran fervor. Y dígales a los jóvenes que los espero en el Paraíso».


Beata Laura Vicuña

Nació en Santiago, Chile, el 5 de abril de 1891. Su padre, Don José Domingo Vicuña, pertenecía a una familia de la aristocracia criolla chilena, de gran influencia política y alto nivel social. Su madre, Doña Mercedes del Pino, era de una familia humilde. Esta diferencia causa tensión familiar desde el principio.              

Hay revolución en Chile, la familia está con el gobierno y debe huir de la capital y refugiarse, pronto su padre muere y queda su madre con dos niñas en la indigencia. Emigran a la Argentina, el viaje es muy difícil y Doña Mercedes no tiene donde estar; se junta en unión libre con Manuel Mora.  Y en 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el Colegio de Junín de los Andes. Pronto destaca por su devoción y sueña con ser religiosa.

Cuando escucha de una maestra que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin casarse, la niña a su tierna edad comprende y  le duele muchísimo cuando Dios es ofendido; ahora conoce la situación en que está su madre. Lejos de resentirse contra ella, decide entregar su vida a Dios por su salvación. 

En casa, Mora,  trata de manchar la virtud de Laura pero ella se resiste, por lo que es echada de la casa, a dormir a la intemperie. Después de esto, Mora no quiere pagarle la escuela y un día, cuando la niña vuelve a casa, Mora le pega a Laura salvajemente.  Hay una inundación en la escuela en pleno invierno. Laura pasa muchas horas con los pies en el agua helada, ayudando a salvar a las más pequeñas. Cae enferma de los riñones con grandes dolores. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera. 

Laura le dice a su madre: «mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a Él». Le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Entra en agonía y dice: «Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener de ti que te separes de ese hombre y vivas santamente». Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?

«¡Ay hija mía! Exclamó doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Te lo juro ahora mismo, desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida”.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Ha cumplido su misión en la tierra. Recibe la unción de los enfermos y el viático. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a ella le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima! Lanza una última mirada a la imagen de la Virgen que está frente a su cama y exclama: «Gracias Jesús, gracias María», y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. 


Beata Mor Magdalena Morano

Nació en Chieri (Turín) el 15 de noviembre de 1847, Magdalena inicia desde joven sus estudios como maestra  y esto marcará toda su vida. Rica en experiencia didáctica y catequística, a los treinta años pudo coronar su deseo de consagración su vida totalmente a Dios. 

En 1879 le pide al Señor la gracia de mantenerla “en vida hasta que no haya colmado la medida de la santidad». Fue destinada en 1881 a Sicilia, donde inicia una fecunda obra educativa entre las niñas y las jóvenes de ambientes populares.

Abre escuelas, oratorios, internados y centros en todos los rincones de la isla. Nombrada superiora provincial asume también el esfuerzo formativo de las nuevas y abundantes vocaciones, atraídas por su celo y por el clima comunitario creado a su alrededor.

Gravemente perturbada por una afección tumoral, concluye en Catania, el 26 de marzo de 1908, una vida de total coherencia, transcurrida en su intento de “no poner jamás obstáculos a la acción de la gracia, cediendo a su egoísmo personal”. En esa misma ciudad, el Papa Juan Pablo II la proclamó beata el 5 de noviembre de 1994. La celebración de su memoria litúrgica es el 15 de noviembre. 
Su cuerpo es venerado en la Capilla de las Hijas de María Auxiliadora de Alì Terme (Catania).


Beata Sor Eusebia Palomino

Nació en Cantalpino (Salamanca, España), el 15 de Diciembre de 1899 y murió el 10 de Febrero de 1935, Su familia era rica de fe, pero escasa de medios económicos.

En el invierno el pan escaseaba, entonces el padre se veía obligado a pedir la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona; algunas veces lo acompañaba la pequeña Eusebia. Su primer encuentro con Jesús Eucaristía, fue a la edad de ocho años, dándole el significado de pertenecer al Señor como don.


Muy pronto tuvo que dejar la escuela para ayudar a la familia, se trasladó a Salamanca, con su hermana mayor, y se puso a servir como niñera. Los domingos por la tarde iba al oratorio; las religiosas la invitaron a ayudar a la comunidad. Eusebia aceptó con mucho gusto.

En su interior fue creciendo el deseo de consagrarse totalmente al Señor. Pensaba: «Si cumplo con diligencia mis deberes, tendré contenta a la Virgen María y podré un día ser su hija en el Instituto». No se atrevía a pedirlo, por su pobreza y falta de instrucción; pero la superiora visitadora, a la que reveló su anhelo, la acogió con bondad materna y decidió admitirla en nombre de la Madre General. En 1924 se consagró totalmente al Señor con los votos religiosos.


Fue destinada a la casa de Valverde del Camino, ahí se desempeñó en la cocina, portería, ropería y asistencia a las niñas del oratorio festivo, pronto las niñas se fueron sintiendo atraídas por las narraciones sobre Dios que Sor Eusebia les contaba. Sor Eusebia era alegre, sencilla, humilde, servicial y muy dispuesta, aprovechaba todos los momentos libres del día para enseñar a las niñas, todas las virtudes cristianas y sobre todo, que la verdadera sabiduría es la paz y unión con Dios. 

Cuando, a principios de la década de 1930, se vislumbraba en España la persecución religiosa, Sor Eusebia no dudó en llevar hasta el extremo su «disponibilidad»; se ofreció al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión y Dios la aceptó como víctima. En agosto de 1932 una enfermedad repentina fue el primer aviso. 

En este tiempo, algunas visiones de sangre afligen a Sor Eusebia. El 4 de octubre de 1934, mientras algunas hermanas rezaban con ella, palideció y dijo: «Rezad mucho por Cataluña». Era el principio de la sublevación obrera. La visión de sangre también era para su querida directora Sor Carmen Moreno Benítez, que sería fusilada, con otra hermana, el 6 de septiembre de 1936: recientemente ha sido declarada beata, después del reconocimiento del martirio.

Murió serenamente en la madrugada del 10 de febrero de 1935. Sus restos mortales fueron visitados durante todo el día por la población de Valverde, que repetía: «Ha muerto una santa». El Papa Juan Pablo II el 25 de Abril de 2004, la declaró Beata. 


Beata Sor María Romero.

Nació en Granada (Nicaragua) en 1902 y murió en Las Peñitas, León (Nicaragua) en 1977. Sus padres eran de origen español y muy ricos, por lo que se le ofrecía una vida llena de comodidades. 

En 1910, las Hijas de María Auxiliadora (FMA), habían llegado a Nicaragua. Eran muy pobres, buenas y siempre sonrientes, punto de partida desde el cual el Espíritu Santo le infundió su vocación que la llevó a dejar atrás todo por El Señor.

Orientada hacia estudios artísticos, revela su talento para la música y la pintura. Al  conocer la figura de Don Bosco: encuentra la encarnación de los ideales que vibran en su espíritu.

Profesa en 1923 y en el nombre de su Madre y «su Reina» – como ama invocarla – realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas obras. Conquista para su misión apostólica las jóvenes alumnas que se vuelven «misioneras» en los pueblitos de los alrededores de la Capital; luego, también empresarios adinerados y renombrados profesionales quedan conquistados por su devoción mariana, y se sienten comprometidos a colaborar efectivamente con Sor María, quien va proyectando la audacia de la más auténtica fe en la Providencia.


 Sor. María sueña para sus pobres nuevas soluciones: obtiene visitas médicas gratuitas, al mismo tiempo crea cerca instalaciones para Ia acogida de los pacientes, como también salas para la catequesis y la alfabetización; para las familias sin techo, hace construir con la ayuda de la Providencia casitas, así las ciudadelas de María Auxiliadora.

En medio del sucederse de obras para organizar, encuentra espacio y momentos de ardientes elevaciones del espíritu y de una profunda vida mística, que es en realidad la fuente de la fuerza interior de donde su apostolado brota y recibe extraordinaria eficacia. Haciéndose como el Apóstol, «toda para todos» y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos amigos a su Jesús, se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que decidió darse un poco de descanso. La esperaba allí el descanso eterno, con «su Rey» y «su Reina». Era el 7 de julio de 1977.

Sor María fue todo un «Don Bosco» pero en femenino. En boca de su pueblo, fue una auténtica Santa y toda Latinoamérica, en especial Nicaragua y Costa Rica, celebró con un gran júbilo el día de su beatificación, que tuvo lugar el 14 de Abril de 2002 por parte del Papa Juan Pablo II.


 Beata Carmen Moreno.

Nació en Villamartín (Cádiz, España) 24 de agosto de 1885 y muere en Barcelona el 6 septiembre de1936. De una familia profundamente cristiana, de mediana economía, desde muy joven manifestó su deseo de ingresar en la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora.

De la eficacia de su labor docente durante estos años, así como de la fecundidad de su apostolado con las estudiantes de Magisterio residentes en el Colegio, quedan innumerables testimonios, recordándola todos como una religiosa alegre, simpática, discreta, bondadosa, de educación exquisita, de sólida piedad y de ejemplar espíritu de sacrificio. 

Recibió el encargo de la dirección de la Casa de Valverde del Camino. El iluminado discernimiento que acompañó a Sor Carmen Moreno en el ejercicio de su directorado, le permitió conocer y valorar la santidad que poseía una humilde y singular religiosa que formaba parte de la comunidad, Sor Eusebia Palomino, beatificada por el Papa Juan Pablo II el 25 de abril de 2004, a la que atendió hasta su muerte.

 Por ello, durante su enfermedad, fue poniendo por escrito cuanto ésta le confiaba acerca de la obra que Dios iba realizando en su alma, escritos que fueron de notable valor para el proceso de beatificación de sor Eusebia. Asimismo, Sor Carmen Moreno supo dar un testimonio de serenidad y presencia de ánimo envidiable, durante la persecución religiosa que afectó a las Hijas de María Auxiliadora de Valverde del Camino en mayo de 1931. 

Terminada su misión en Valverde, Sor Carmen Moreno fue destinada de nuevo a Barcelona como Vicaria provincial en el otoño de 1935. Los históricos acontecimientos que tuvieron lugar en España en julio de 1936 coincidieron con la concentración en la Casa-Colegio de Barcelona-Sarriá, de 66 religiosas Hijas de María Auxiliadora (54 profesas y 12 novicias) los militares incautaron  la Casa y el Colegio de las Hermanas. 

Ante esta situación se empezó a gestionar el permiso de salida de las hermanas para Italia, y como responsable se quedó Sor Carmen Moreno, después de un tiempo recibió los pasaportes que permitían la salida de las religiosas,  las cuales embarcaron para Italia, con la excepción Sor Carmen Moreno y de Sor Amparo Carbonell, que se ofrecieron a quedarse, aún  conscientes del peligro de muerte que corrían, para cuidar a otra religiosa, que se encontraba internada en una clínica, recientemente operada de cáncer. 

Los temores y zozobras padecidos a lo largo del mes de agosto, tuvieron su final el 1 de septiembre, fecha en la que apresadas por una patrulla de milicianos de la F.A.I. fueron llevadas en un camión a un comité de barriada, donde fueron interrogadas  por un tribunal popular, después de permanecer  encerradas tres días en condiciones infrahumanas. Al no negaron su condición de religiosas, fueron condenadas a muerte.

 Fueron fusiladas la madrugada del día 6 de septiembre de 1936, en el paredón del Hipódromo de Barcelona. La fama de martirio de las dos religiosas comenzó inmediatamente después de su muerte, que sufrieron en aras de su fe y de su gesto heroico de caridad. La Iglesia reconoció la fuerza testimonial de su martirio al proclamarlas beatas el 11 de marzo del 2001.


Beata Amparo Carbonell

Nació en Alboraya (Valencia) 8-10-1893 murió en Barcelona 6-9-1936. Nacida enel seno de una familia de campesinos de modesta posición económica, aunque rica de

 valores cristianos que supieron inculcar a sus numerosos hijos. 

En Valencia, ciudad en cuyo mercado vendía los productos del campo de sus padres, Amparo solía frecuentar la capilla del Colegio de las Hijas de María Auxiliadora, surgiendo en su alma el deseo de consagrarse al Señor en dicha Congregación, deseo que no le fue fácil realizar tanto por la oposición de su familia, como de las religiosas por su carencia de estudios. 

Finalmente logró ingresar a los 27 años como postulante en la Casa de Formación de las Salesianas de Barcelona-Sarriá, el 31 de enero de 1921, donde se distinguió por su modestia, sencillez y generosa dedicación a toda clase de trabajos, en especial la cocina y el cuidado del huerto y del jardín. 

El comienzo de la guerra civil en julio de 1936 coincidió con la concentración en dicha Casa de un numeroso grupo de religiosas y novicias salesianas, procedentes de todas las fundaciones que la Congregación tenía en España, para asistir a la tanda anual de Ejercicios Espirituales que prescriben sus Constituciones. 

Tras el alzamiento militar, la Generalitat  incautó el día 21 la Casa y el Colegio de las Hermanas, por lo que las religiosas y novicias que tenían familiares en Barcelona o en sus cercanías se fueron a sus casas, mientras que las restantes aceptaron la hospitalidad de unos señores alemanes, propietarios de una finca colindante con el Colegio.

Ante esta situación se empezó a gestionar el permiso de salida de las hermanas para Italia, y como responsable se quedó Sor Carmen Moreno, después de un tiempo recibió los pasaportes que permitían la salida de las religiosas,  las cuales embarcaron para Italia, con la excepción Sor Carmen Moreno y de Sor Amparo Carbonell, que se ofrecieron a quedarse, aún  conscientes del peligro de muerte que corrían, para cuidar a otra religiosa, que se encontraba internada en una clínica, recientemente operada de cáncer. 

Los temores y zozobras padecidos a lo largo del mes de agosto, tuvieron su final el 1 de septiembre, fecha en la que apresadas por una patrulla de milicianos de la F.A.I. fueron llevadas en un camión a un comité de barriada, donde fueron interrogadas  por un tribunal popular, después de permanecer  encerradas tres días en condiciones infrahumanas. Al no negaron su condición de religiosas, fueron condenadas a muerte.

 Fueron fusiladas la madrugada del día 6 de septiembre de 1936, en el paredón del Hipódromo de Barcelona. La fama de martirio de las dos religiosas comenzó inmediatamente después de su muerte, que sufrieron en aras de su fe y de su gesto heroico de caridad. La Iglesia reconoció la fuerza testimonial de su martirio al proclamarlas beatas el 11 de marzo del 2001.


Venerable Margarita Occhiena

Margarita Occhiena nació el 10 de abril de 1788 en Capriglio (Asti) y recibió el bautismo, el mismo día, en la iglesia parroquial. Vivió en su casa hasta unirse en matrimonio con Francisco Bosco. Más tarde, se trasladó a vivir a I Becchi. 

Después de la muerte prematura de su marido, Margarita, a sus 29 años, tuvo que sacar adelante a su familia, ella sola, en un tiempo de hambruna cruel. Cuidó de la madre de Francisco y de su hijo Antonio, a la vez que educaba a sus propios hijos, José y Juan. 

Mujer fuerte, de ideas claras. Decidida en sus opciones, observaba un estilo de vida sencillo y hasta severo. Se mostraba, sin embargo, amable y razonable en cuanto se refería a la educación cristiana de sus hijos. 

Educó a tres chicos de temperamento muy diferente sin mortificar jamás al ninguno de ellos ni intentar igualarlos a los tres.  Más de una vez se vio obligada a tomar decisiones extremas (tal como tener que mandar fuera de casa al más pequeño a fin de preservar la paz en casa y ofrecerle la posibilidad de estudiar); con gran fe, sabiduría y valentía, miraba de comprender la inclinación de cada hijo, ayudándoles a crecer en generosidad y en espíritu emprendedor. 

Con un cariño especial acompañó a su hijo Juan en su camino hacia el sacerdocio y fue entonces, a sus 58 años, cuando abandonó su casita del Colle y le siguió en su misión entre los muchachos pobres y abandonados de Turín (1848). Aquí, durante diez años, madre e hijo unieron sus vidas con los inicios del Trabajo Salesiano.

 Ella fue la primera y principal cooperadora de Don Bosco y, con su amabilidad hecha vida, aportó su presencia maternal al Sistema Preventivo. Fue así como, aún sin saberlo, llegó a ser la «cofundadora» de la Familia Salesiana, capaz de formar a tantos santos, como Domingo Savio y el primer sucesor de don Bosco,  Miguel Rua. 

Era analfabeta pero estaba llena de aquella sabiduría que viene de lo alto, ayudando, de este modo, a tantos niños de la calle, hijos de nadie. Para ella Dios era lo primero, así consumió su vida en el servicio de Dios, en la pobreza, la oración y el sacrificio. Murió a los 68 años de edad, en Turín, un 26 de noviembre. Una multitud de muchachos que lloraban por ella como por una madre, acompañó sus restos al cementerio 


Venerable Teresa Valsé Pantellini

Nació en Milán el 10 de octubre de 1878 en una familia próspera. Su padre José Valsé, excelente cristiano y gran trabajador, era propietario de varios hoteles en Egipto, donde Teresa pasó los primeros años de su vida. Él educó a su hija amando a los pobres y ayudándolos. 

Luego se fueron a Milan primero, después a Florencia. Su padre murió cuando ella tenía 12 años. Teresa desarrolló un profundo espíritu de oración. Fue educada en literatura y las artes y desarrolló sus capacidades humanas bajo la bondadosa y a la vez exigente guía de su madre. 

Cuando hizo su Primera Comunión sintió el llamado a la vida religiosa y se ofreció a sí misma al Señor con profunda alegría. Su madre llevó a la familia a Roma para ayudar a su hermano Italo en sus estudios universitarios. Teresa asistió al colegio de las Hermanas del Sagrado corazón y se involucró en la Conferencia de San Vicente de Paul. 

No le faltó el bienestar, ni el confort ni las diversiones, pero se organizó para llevar adelante una vida de mortificación oculta. Animada por su director, Teresa decidió llamar a las puertas del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en Roma para entregarse irrevocablemente al Señor como ella lo dijo- para educar a las niñas pobres de la gente sencilla.

Hizo su profesión religiosa en 1903, después de su experiencia en el Trastevere. Las hermanas la recuerdan en esa época así: Sor Teresa sabía cómo tratar a las jóvenes por lo que era buena en mantener la disciplina. 

Una vez una niña la escupió en la cara. Ella lo sobrellevó con la admiración de todos los presentes. Teresa era cortés y amable con todos, estaba siempre dispuesta a llevar adelante las tareas más humildes y difíciles. Alegremente y con espíritu de sacrificio, hacía el lavado de la ropa y supervisaba los talleres de las niñas. 

Ella era como lo hubiera querido Don Bosco: hacía las cosas sencillas extraordinariamente bien. Su camino a la santidad, contrajo la enfermedad de la tuberculosis, en ese momento aceptó amar el sufrimiento como un don que la unía con el crucifijo, ella expresaba: Lo que tú desees Jesús, yo también lo deseo, y por el tiempo que Tú lo desees. 

La alegría y simplicidad de Mornese, el sacrificio silencioso, su constante unión a Dios y amor por la Madre de Dios, fueron los aspectos sobresalientes de su vida. El 3 de septiembre de 1907 Teresa se encontró con el Jesús que ella había elegido irrevocablemente. Está enterrada en Nizza Monferrato.El proceso regular se inició el 6 de diciembre de 1926. Declarada Venerable el 12 de julio de 1982


Sierva de Dios Laura Meozzi

Laura nació en Florencia el 5 de enero de 1873 del matrimonio de Alejandro y Angela Mazzoni. Su rica y noble familia se trasladó a Roma, Allí Laura terminó sus estudios y luego continuó estudiando medicina. Su director espiritual era un Salesiano que la invitó a dejar la riqueza atrás y responder al llamado del Señor trabajando para niñas pobres.

Después de pasar muchas noches en oración, Laura se convirtió en una Hermana Salesiana en 1898. Pasó 23 años trabajando en Italia, especialmente en Sicilia, hasta 1921, cuando fue elegida para dirigir el primer grupo de Hermanas enviado a Polonia. Fue durante este último período que la característica de Laura se manifestó: su espíritu maternal. 

Ella tenía una bondad que provenía de su amor Salesiano por la bondad y de la sencillez de Mornese. Los niños polacos le pusieron un sobre nombre: Mateczka que significa mamá.

En 1922 Laura salió de viaje con otras cinco hermanas a Rozanystok, para fundar un hogar para huérfanos de la guerra. Arreglaron el lugar e internaron allí 80 niños, muy pobres y desordenados. Ellas convirtieron el lugar en una gran feliz familia. Una de las pequeñas desafortunadas dijo: tuve un serio desorden intestinal y la Madre Laura me cuidó como si yo fuera su propia hija. Ella era como una madre para todos, pero ella tenía especial atención para con los más pobres y aún los retardados.

El inspector local del gobierno estaba tan impresionado que dijo que les enviaría unos 200 huérfanos más. El Gobierno y las familias pudientes proveyeron lo que fue necesario y las Hijas de María Auxiliadora aumentaron en cantidad, benditas por el Señor. Abrieron un noviciado y nuevos orfanatos.

Primero como superiora local y luego como provincial, entre 1922 y 1940, Sor Laura fundó nueve obras y formó a 110 nuevas hermanas. Durante la Segunda Guerra Mundial, el consulado la invitó a regresar a Italia, pero ella permaneció en Polonia, viviendo en un orfanato en el bosque de Sakiszki, vestida como una campesina. Ella dirigió a las hermanas durante esos años a través de cartas secretas, escritas en el estilo de la Madre Mazzarello.

Al final de la guerra, cuando las nuevas fronteras de Polonia se definieron, las hermanas y 104 niños tuvieron que dejar Vilnius en un tren especial, para ir a la nueva Polonia. A bordo viajaban partidarios y niños no autorizados escondidos con sus familias. Sor Laura corrió el riesgo de ser baleada. Rezó incesantemente y obtuvo la gracia de salvarse de la Madre de Dios. 

Comenzando nuevamente para dar mayor vigor al trabajo La Madre Laura comenzó todo nuevamente y abrió otras 12 Casas. Reorganizó el noviciado y le dio a todo un nuevo sentido de energía y alegría. La gente recuperó sus sonrisas.Pero para entonces se sentía exhausta. Rodeada por sus hermanas y acompañada por la oración de todos, ella murió el 30 de agosto de 1951 en Pogrzebien


Sierva de Dios María Troncatti

Nace en Corteno Golgi (Brescia) el 16 de febrero de 1883.
En su numerosa familia crece alegre y trabajadora entre los campos y el cuidado de los hermanos, en un clima cálido por el cariño y el ejemplo de sus padres.
 Asidua a la catequesis parroquial y a los sacramentos, la adolescente María madura un profundo sentido cristiano que la abre a los valores de la vocación religiosa. Por obediencia al padre y al Párroco, espera a ser mayor de edad para pedir la admisión en el Instituto de las Hijas de Mª Auxiliadora. Emite la primera profesión en 1908 en Nizza Monferrato.

Durante la primera guerra mundial (1915-18) Sor María sigue en Varazze cursos de asistencia sanitaria y trabaja como enfermera de la Cruz Roja en el hospital militar: una experiencia que le será muy válida en le curso de su larga actividad misionera en la foresta amazónica del Oriente ecuatoriano.

Parte para el Ecuador en 1992. Es enviada entre los indígenas shuar, donde con otras dos hermanas inicia un difícil trabajo de evangelización en medio de riesgos de toda clase, no excluidos los causados por los animales de la foresta y por las insidias de los vertiginosos ríos que debía atravesar a vado o sobre frágiles «puentes» de lino, o bien sobre las espaldas de los indios.

Macas, Sevilla Don Bosco, Sucúa son algunos de los «milagros» todavía florecientes de la acción de Sor María Troncati: enfermera, cirujano y ortopédico, dentista y anestesista… Pero sobre todo catequista y evangelizadora, rica de extraordinarios recursos de fe, paciencia y amor fraterno.

 Su obra para la promoción de la mujer shuar florece en cientos de familias cristianas, formadas por primera vez por la libre elección personal de los jóvenes esposos. Sor María muere en un trágico accidente aéreo en Sucúa el 25 de agosto de 1969. Sus retos reposan en Macas, en la Provincia de Moron (Ecuador).